1.- Nuestra tradición nacional es que se
articulen y se propongan programas gubernamentales durante el proceso
eleccionario. Pero en ese proceso es imposible prever los imprevistos que se
presentan tanto con las cada vez más frecuentes catástrofes naturales y, sobre todo,
con los cambios tecnológicos, científicos y sociales que actualmente se
caracterizan por ser más numerosos y también de frecuente ocurrencia. Si los
líderes políticos no están enterados, como es posible que ocurra, se produce un
rezago entre sus percepciones y la realidad. Por ello en lo que sigue se
mencionan algunas áreas en las que deberíamos como país poner atención, en la
opinión del suscrito.
2.- Una contradicción a
resolver en forma equilibrada es: ¿Cómo conciliar una visión del desarrollo del
país de mediano o largo plazos con la necesidad de solucionar los actuales
problemas urgentes de la población? Respecto de estos últimos en el país se ha
producido una suerte de consenso en cuanto a su identificación. Se difiere en
las soluciones. Son los temas de delincuencia/drogas, salud, educación, empleo/sueldos,
descentralización, desigualdad y corrupción; los principales. Respecto de ellos
la población los ve como necesarios de ser resueltos desde ya. Aquí y ahora (hic et
nunc). Pero una visión de plazo mayor es también necesaria. Y se debe
conciliar lo uno y lo otro. Por ejemplo: se ha propuesto bajar las emisiones
contaminantes en un determinado porcentaje en Chile al año 2050; pero hoy día
niños y adultos mayores enferman y mueren por un ambiente contaminado. Para plantear
metas futuras y lograrlas se requiere que la sociedad y sus dirigentes tengan, primero, el
control del presente.
Nuestra institucionalidad poco ayuda a
dar cuenta de esta necesidad. Tanto el corto periodo presidencial como el relevo que se produce en el
aparato del Estado después de cada periodo presidencial presionan a poner el acento
en los temas inmediatos. Hay que considerar que en nuestra época el futuro está
marcado por cambios aún mayores que los ya experimentados. Por otro lado, los
motores que los dinamizan escapan a nuestro control. Son, por un lado, la
creación científica y la innovación tecnológica. Y, por el otro, la opinión
pública. Los primeros no tienen patria, ocurren en distintos lugares. Su
aplicación económica y comercial están fuera del control de los países
individuales. Por ello aparecen como locomotoras que arrastran a su paso con
industrias, comercios y hábitos de la vida económica local y de la misma vida
social. Tal como hemos visto en Chile con las TICs, las tecnologías de la
información y de las comunicaciones. En cuanto a la opinión pública, si bien es
cierto que su influencia mayor ocurre a nivel nacional, posee una creciente capacidad para erigirse, en el mundo democrático, en una
institución dominante, traspasando fronteras. Lo hace en la misma medida en que avanza el
actual proceso de desinstitucionalización, que tiene como fuentes a la
deshonestidad y, consecuentemente, a la desconfianza, un sentimiento extendido
en la sociedad del Siglo XXI.
3.- Para
enfrentar los actuales desafíos es imprescindible conciliar la acción política
con el necesario “expertise” para
encarar los cambios con políticas públicas. La dificultad nacional emana de la
distancia que existe entre los que toman las decisiones políticas y los
profesionales, científicos y técnicos que poseen el conocimiento. El punto es
que el campo de reclutamiento de las autoridades gubernamentales, de los
ejecutivos de las empresas públicas, de los miembros de los Consejos de
empresas en que el Estado tiene representación está constituido por los
partidos políticos de la coalición de gobierno. Y en el caso de las empresas
privadas por las familias que poseen grandes fortunas. Es decir, la calidad y
la idoneidad de los cientos de autoridades cuyos nombramientos realizan los
gobiernos depende de la calidad e idoneidad de los militantes de los partidos.
Es la partidocracia. Habitualmente este
término se usa para caracterizar
aquella forma de Estado en que las oligarquías partidistas asumen la soberanía
efectiva. De modo que aún al interior de los partidos la ocupación de altos
cargos se da dentro de una acotada nómina de militantes políticos. Con el alto
desprestigio de los partidos es difícil que los mejores profesionales, técnicos
y científicos, se interesen por incorporarse a ellos. Solo lo hacen los que
tienen una acendrada vocación de servicio público y las características de
personalidad que ese rol requiere. En la economía privada debido a la
existencia de monopolios y oligopolios las decisiones que afectan a sectores
importantes de la economía quedan a la voluntad de pocos individuos. Sólo
instituciones estatales solventes pueden poner límites y encauzar con prudencia
y firmeza esas voluntades.
En la actualidad la existencia de un sistema de
partidos con una institucionalidad potente e idónea es una necesidad
prioritaria. Ella permitiría enfrentar los desafíos que surgen, por un lado, de
la evolución de la ciencia, la tecnología, el medio ambiente y, por otro, de
las demandas de la sociedad. Ya que los partidos políticos bien constituidos
son indispensables en las sociedades democráticas. De lo contrario el
populismo, la demagogia, las ambiciones personalistas, la incompetencia
frustrarán las posibilidades de todo progreso.
4.- Es notoria la desconexión de la investigación
científica (universitaria en la mayor parte) y las organizaciones públicas y
privadas, económicas y de servicios. También lo es la invisibilidad del
quehacer científico universitario para la opinión pública. ¿Cuáles son los
temas de preocupación?; ¿Qué conexión tienen con la realidad nacional?; ¿Las
empresas públicas y privadas se benefician con ese trabajo?; ¿Dan lugar esos
estudios a innovaciones útiles para la economía y el bienestar social?;¿Cuántas
patentes de innovaciones significativas se registran al año? La vinculación de
la investigación científica con las políticas públicas y con las empresas
podría rendir excelentes resultados en beneficio del desarrollo económico y
social del país. El aporte potencial de las Universidades y otros centros de
investigación científica rebasa el marco de la mera formación de profesionales
calificados. La actualización de ese potencial es perentoria. La creación de
vías de integración entre Estado, empresas e investigación científica a lo
menos en áreas estratégicas de nuestro desarrollo es indispensable. Algunos de
nuestros centros de investigación hacen contribuciones importantes en su campo
de especialización en ciencias básicas, en medicina, en economía, en
humanidades. Sin embargo, son centros que en el país están aislados, carecen de
mecanismos de interrelación con otras entidades educacionales, con empresas
económicas, con instituciones estatales, lo que no facilita la difusión y
comercialización de ideas valiosas. Más que poner el acento en crear
instituciones esos centros debieran asumir mecanismos de interrelación:
encadenamientos de investigación, innovación, producción, financiamiento,
marketing, educación y más. Es una interdependencia funcional que aplicada a la
producción económica fue denominada por el Profesor de Harvard Michael Porter,
como “clusters”.
Una institución distinta de esos centros sería de
utilidad si estuviese capacitada para relacionar los diversos resultados
emanados de ellos en un nivel de amplitud mayor.
Vías diferentes son las que instituciones educativas
debieran establecer con empresas públicas y privadas a los fines de una mayor
interacción para los efectos de la formación de los recursos humanos en los
distintos niveles de calificación.
5.- El país debiera
ya estar alerta acerca de lo que los expertos en el tema de la innovación
tecnológica vaticinan para un futuro próximo. Es lo que se ha dado en llamar la
cuarta revolución industrial, cuyos artífices principales serían actualmente:
las nanotecnologías, las neurotecnologías, los
robots, la inteligencia artificial (AI), la biotecnología, los sistemas de
almacenamiento de energía, los drones y las impresoras 3D. Vaticinios que en
algunos países ya se trabaja para concretarlos. Ejemplos de lo anterior es el
desarrollo de los robots en Japón, de los drones en Estados Unidos y otros
países, el despliegue de la utilización de las impresoras 3D, los proyectos fabriles
de alta tecnología en que se trabaja en Alemania, entre otros. En el ámbito
industrial se trata de la automatización total de la manufactura. Las fábricas
serían verdaderamente inteligentes. En un sector tan alejado del industrial
como el legal estas tecnologías también están penetrando. Véase al respecto el
artículo “Inteligencia Artificial y Big Data cobran fuerza en estudios de
abogados internacionales” (Diario
Financiero, versión Online, 5 de octubre de 2017) Y, claro, los drones ya
están participando en labores de vigilancia en Santiago detectando el micro
tráfico de drogas en las comunas del sector oriente de la ciudad. Lo dramático
es lo que en el Foro Económico Mundial se ha señalado. Estos cambios que se
avecinan significarían la pérdida de cinco millones de empleos en los quince
países más industrializados. Es un ejemplo de los riesgos que acarrean los
cambios mayores para sociedades e individuos. Y de los desafíos que implican. ¿Cuántos empleos se perderán con la introducción de
los vehículos autónomos, sin conductor, por ejemplo? En el artículo citado del Diario Financiero se informa que a
nivel global las nuevas tecnologías impactarán al 15% de la empleabilidad del
sector legal.

El statu quo no es de esta época y tampoco lo
será del futuro. De lo contrario las actuales desigualdades se llevarán a un
extremo. La tarea es, como dice Klaus Schwab, fomentar “un futuro que funcione
para todos al poner a la gente primero, potenciándola y recordando
constantemente que todas estas nuevas tecnologías son, ante todo, herramientas
hechas por las personas y para las personas” (La cuarta revolución industrial; Barcelona: Penguin Random House
Grupo Editorial; 2016; pág.143).
El empleo del
futuro será en trabajos que actualmente no conocemos, en fábricas que no
existen, donde la maquinaria será coordinada con los procesos digitales, de modo independiente de
la mano de obra. Carlos Marx lo enfatizó en el S.XIX: son los medios de
producción, la base material de la sociedad, los que determinan la
superestructura social, cultural y política de ella. Dado que el capitalismo
del S.XX ha demostrado la verdad de este aserto, debemos atender cuidadosamente
a este cambio que surge en la producción material de la sociedad, gestado en lo
esencial por la innovación tecnológica. Este desarrollo podría prescindir en
algunos países de una gran proporción de la mano de obra actualmente existente.
¿Cómo se organizarán tales sociedades si no hay trabajo para todos?; ¿Cómo
subsistirán aquellos que no tengan empleo?; ¿Habrá realmente un grupo numeroso
totalmente superfluo? Desde ya los países emergentes debieran preguntarse: ¿Qué
habilidades laborales se demandarán?; ¿Qué oficios y profesiones se estiman
desde ya que desaparecerán en el futuro próximo?
Respecto de
la formación para el trabajo en Chile estamos al debe. Así lo ha declarado el
presidente de la Comisión Nacional de Productividad. “El sistema de formación
profesional en Chile no satisface las necesidades actuales ni futuras del
país…tenemos que educar para la tecnología del futuro. No solo hay que asegurar
que todos sean alfabetos funcionales, sino que tienen que ser alfabetos
digitales” (Joseph Ramos; El Mercurio;
24 de septiembre de 2017: pág. C 6).
Preocupaciones
similares a las anteriores ha manifestado Eduardo Bitran, Vicepresidente
Ejecutivo de CORFO cuando escribe: “La emergencia de tecnologías disruptivas amenaza
con dejar obsoletas las formas de trabajo y de producción que conocemos” Y
luego se interroga: “¿Cómo enfrentamos la revolución digital y su impacto en la
producción y los servicios?; ¿Cómo nos subimos a las nuevas tendencias
tecnológicas asociadas al desafío de la sustentabilidad y el cambio climático,
y permitimos a su vez generar nuevas actividades económicas con un mayor
componente de servicios sofisticados?” (Columna “Estado y la transformación
productiva”; La Tercera; 23 de
septiembre de 2017, pág.10)
6.- Chile ha
tenido éxito en avanzar hacia una alta cobertura educacional en los distintos
tramos etarios. Sobre este logro hay que construir para enfrentar los desafíos
señalados. Todo indica que la Reforma Educacional que se necesita ahora es una
radical mejora de la calidad. Si se quiere vincular esta reforma con el ideal
de disminuir las desigualdades sociales y ofrecer mejores oportunidades de vida
para los sectores sociales bajos y medios deberá ponerse énfasis en elevar la
calidad de la educación pública desde los niveles infantiles hasta los
universitarios. Eso haría de nuestra sociedad una más justa, más inclusiva y
más democrática. Nuestra élite política y empresarial, de izquierda, de centro
y de derecha, con pocas excepciones, se ha educado muy mayoritariamente en los
establecimientos educacionales privados. Esta tendencia lejos de disminuir en
las últimas décadas ha aumentado, sobre todo en la educación básica y media. En
esos niveles se crean las redes de amistad que perduran de por vida. De modo
que es imperativo concebir una estrategia e implementar un programa tendiente a
elevar la calidad de la educación pública, si la disminución de las
desigualdades se constituye en una meta nacional.
7.- Hay dos procesos sociales que contribuye a dar mayor relevancia al
estado de ansiedad, incertidumbre y malestar con que los ciudadanos estamos
viviendo esta nueva etapa de la humanidad: la deshonestidad y la desconfianza. Si
los agentes públicos y privados-los gobiernos, las empresas, los partidos
políticos, los movimientos sociales, las organizaciones multilaterales- no dan
respuesta a los problemas acuciantes aumenta el temor al futuro y las
instituciones pierden su pasada legitimidad, por esa falta de eficacia. La
delincuencia, la corrupción, la irresponsabilidad funcionaria, la
indisciplina social, la chabacanería en los medios de comunicación, el
irrespeto a la autoridad y, en general al Otro (el prójimo), están coloreando
con tonos crisis la convivencia nacional. En los últimos meses hemos sido
testigos de numerosos eventos en los cuales han sido protagonistas prestigiosas
instituciones del país en casos insospechados de corrupción y también de un
aumento de la violencia delictiva. Por
otro lado, la reivindicación política y social habitualmente pone el acento
sólo en los derechos de los ciudadanos. Es así como actualmente asistimos a una
inflación de la reivindicación de derechos y una deflación en cuanto al
cumplimiento de los deberes. Ello se facilita por la tendencia al populismo y
la demagogia prontas a surgir en épocas de crisis y … de elecciones.
En épocas de
cambios la confianza deviene en un sentimiento muy valioso, de modo que la
superación de la desconfianza en sí mismo (el Yo), en los demás (el Otro) y en
las instituciones es un esfuerzo ineludible para toda sociedad que pretenda
enfrentar con éxito los actuales desafíos. (Véase al respecto el artículo “Cómo
superar la desconfianza” Manuel Barrera R; chilehaciadondevas.blogspot.cl)
Entre otras medidas,
corresponde implementar las recomendaciones olvidadas sobre los temas de
probidad, reforma de los partidos políticos, los vínculos de las empresas con el
financiamiento de la política propuestos por la "Comisión Asesora Presidencial
contra los Conflictos de Interés, el Tráfico de Influencias y la
Corrupción". En otra área de
nuestras preocupaciones sería asimismo de conveniencia estudiar la aplicación
de las propuestas de la Comisión Nacional de Productividad, Según estudios de
esta Comisión la “Productividad Total de Factores” (PTF), es decir la
eficiencia del trabajo y del capital, a nivel agregado, se ha desacelerado
persistentemente en los últimos 15 años. Es un tema que no se puede obviar.
En la campaña
electoral se ha propuesto, entre otras, como meta del país el logro de un
crecimiento económico sustentable. Para ello se indica que se deben mejorar
tanto las cifras del empleo como de la inversión. Al mismo tiempo se postula la
necesidad acrecentar el llamado capital humano y la productividad. ¿Cuáles
serían las políticas a implementar para alcanzar estos logros? A estas alturas
de la campaña no se han enunciado claramente los mecanismos para alcanzar esas
metas.
Un
crecimiento económico sustentable en un escenario de innovaciones tecnológicas
y cambios sociales de la magnitud como los que están en gestación requieren de
un ecosistema valórico y cultural (motivaciones, expectativas, actitudes,
hábitos, comportamientos) compatible con las conductas a que esas innovaciones
y cambios obligan. De modo que hay que pasar del plano de las declaraciones al
práctico: poner el hilo en la aguja.
Santiago, octubre de 2017
Agradecimientos: A Gunther Borocheck, Profesor de la Universidad de Harvard, por haber leído el borrador y por sus valiosas observaciones.
Agradecimientos: A Gunther Borocheck, Profesor de la Universidad de Harvard, por haber leído el borrador y por sus valiosas observaciones.
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