En el mes
de enero recién pasado el ex presidente Ricardo Lagos ha mencionado, por la prensa, dos veces al ingreso básico
como un tema a discutir. Respondiendo a ese estímulo nos proponemos en este
artículo definir el concepto y hacer algunas referencias al interés que a nivel
internacional ha suscitado esta propuesta. Se entiende por ingreso básico a
un pago periódico en efectivo entregado incondicionalmente a todos de manera
individual, sin los requisitos de probar los bienes que se poseen o el trabajo
que se realiza.
Es decir, el
ingreso básico tiene las siguientes cinco
características en su formulación más completa:
1. Periódico: se paga a intervalos regulares (por ejemplo,
todos los meses), no como una subvención única.
2. Pago en efectivo: se paga en un medio de cambio
apropiado, lo que permite a quienes lo reciben decidir en qué lo
gastan. Por lo tanto, no se paga en especie (como alimentos o servicios) o
en cupones dedicados a un uso específico.
3. Individual: se paga de forma individual, y no, por
ejemplo, a los hogares.
4. Universal: se paga a todos, sin prueba de bienes
poseídos.
5. Incondicional: se paga sin el requisito de trabajar o
demostrar la voluntad de trabajar.
Varias propuestas distintas sobre el ingreso básico están circulando
hoy. Difieren en algunas de sus dimensiones por ej. en la periodicidad
del pago, en los montos del ingreso básico, en la fuente de financiamiento, en la
naturaleza y el tamaño de las reducciones de otras transferencias que podrían
acompañarlo, si fuese el caso. Quizás la distinción más importante de estas
propuestas sea entre el "ingreso básico completo" y el "ingreso básico parcial". Los partidarios del primero aducen que de ese modo no
solo se termina con la persistente pobreza sino que, además, se estimula la
participación social y cultural de cada individuo. Otra ventaja: el “ingreso
básico completo” disminuye los costos administrativos que implican los sistemas
de protección social existentes, algunos de los cuales se eliminan. Los partidarios
del "ingreso básico parcial" aducen las ventajas de avanzar
paulatinamente hacia la meta del "ingreso básico completo", a fin de
tener claridad sobre los efectos positivos y negativos de esta política.
Mientras tanto, se complementa el ingreso recibido con los sistemas de
protección existentes.
La idea de una renta básica universal no es nueva. Ya en 1516 Tomás Moro
la plantea en su Utopía. En el S.XX (1948) en la Declaración de
Derechos Humanos, artículo 25, se menciona como un derecho del futuro. Además,
desde las últimas décadas del S.XX se han venido realizando numerosos
experimentos, en diferentes países de distintos continentes. Uno de los
primeros es el de Dauphin, Canadá, en 1973, donde se garantizó masivamente una
renta básica de modo que nadie quedara por debajo del umbral de pobreza. Un
cambio político suspendió el experimento. No obstante, los análisis
estadísticos posteriores demostraron progreso en todas las variables
medidas.
Al revés de lo pudiera pensarse en una primera impresión la idea de
otorgar dinero gratis no es monopolio de los sectores políticos izquierdistas.
El Presidente de Estados Unidos Richard Nixon hizo dos intentos para que el
Congreso aprobara una renta básica modesta, pero que creía que terminaría con
la pobreza y que consideraba “la ley social más importante en la historia de la
nación”. Su mensaje suscitó apoyo mayoritario en la prensa y fue aprobada por amplia
mayoría en la Cámara de Representantes, pero rechazada en el Senado por votos
de los senadores...demócratas. Hizo un segundo intento al año siguiente, 1971,
que modificaba el anterior al restringirlo a familias con niños. Tuvo la misma
suerte. Fue aprobada ampliamente en la Cámara y rechazada en el Senado.
En la actualidad hay varias aplicaciones de esta propuesta en los
diferentes continentes. Quizás la más importante sea la del Estado de Alaska que
paga cada año una cantidad variable, dada la fuente de financiamiento, a todos
los habitantes del Estado (incluidos niños), sean nativos o afuerinos con seis
meses de residencia a lo menos. En total se paga a alrededor de 650.000
personas.
Peter S. Goodman, periodista de economía,
escribió un artículo completo sobre los recientes avances de Renta Básica para
el New York Times (15 de noviembre de 2017). Ahí informa de los siguientes experimentos que se realizan
actualmente. En Europa, el artículo incluye los
experimentos en Finlandia, Holanda y Barcelona. En los Estados Unidos, el
artículo menciona los experimentos que se están preparando en Oakland y
Stockton, (California). También se menciona el experimento canadiense en Ontario
y el experimento en Kenia organizado por Give Directly, organización filantrópica
que lleva programas en África.
Un antecedente interesante a la de la renta básica es la solución dada
en las ciudades del Estado de Utah, USA, en 2005, al problema social de los
sintecho, que nosotros con eufemismo llamamos “personas en situación de calle”.
Los sintecho significaban grandes costos al Estado en policía, salud, alimento,
tribunales, armonía social. La solución: departamentos gratuitos. No solo se
resolvió este grave problema social sino también se ahorró presupuesto. Varias
ciudades de Holanda, entre otras, siguieron pronto el ejemplo.
Los partidarios de la renta básica universal se han organizado, en una
asociación de europeos primero y, luego, con inclusión de personas de otros
continentes. En efecto, en 1986 se realizó una conferencia en Lovaina La Nueva,
Bélgica, donde se acordó la creación de la asociación "Red Europea de
Ingreso Básico (BIEN)". Desde entonces realiza congresos cada dos años. A
partir de enero del 2000 publica NewsFlash, un informativo
cada dos meses. Además, mantiene un sitio WEB (basicincome.org). Dada la acogida
de la idea en otros continentes esta organización amplió su nombre a Basic
Income Earth Network conservando el acrónimo BIEN, en una conferencia realizada
en 2004 en Barcelona.
Una muestra del entusiasmo que provoca la idea en algunos sectores de
Alemania es la reciente formación del Bündnis Grundeinkommen, partido
político que hace campaña sobre el tema único de la introducción de un
ingreso básico en el país y que se apronta a participar en las próximas
elecciones nacionales.
Otra
prueba adicional de la vigencia de esta propuesta es la incorporación en la
agenda del reciente Foro Económico Mundial Davos 2018 del tema “¿El Ingreso
Básico Universal resuelve la pobreza y estimularía las economías?”, el día 26
de enero inmediatamente antes de la esperada intervención del mediático presidente
de los Estados Unidos. En una de las comisiones el Profesor de la Universidad
de Londres Guy Standing expuso sobre “trayendo dignidad con ingresos básicos”.
Evidentemente que se han expresado críticas a esta propuesta. Desde
luego, hay quienes propugnan que la protección social se logra mejor a través
de la focalización del gasto en vez de otorgar “derechos sociales universales”,
como argumenta en un editorial el diario El
Mercurio (26 de enero 2018, p. A 3). Justamente el Ingreso Básico pretende
eliminar, en la medida de lo posible, algunos o todos de esos focos, y
constituirse en un derecho social universal. Otra observación que se realiza es
que su vigencia puede afectar la motivación por el trabajo. En los experimentos
en que se han analizado los resultados se desmiente la tendencia a la
holgazanería. Lo que en efecto sucede
es que trabajadores insatisfechos con su empleo buscan otro que les provea
mayor satisfacción. Bueno, si un albañil tiene una vocación artística ¿no es
acaso estupendo que tenga la posibilidad de desarrollarla?
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) también ha planteado
dudas sobre un eventual perjuicio para la negociación colectiva y a los sindicatos.
Puede suceder que en países de afiliación voluntaria disminuya el
interés por incorporarse a los sindicatos, en medianas y pequeñas empresas.
Otra duda se vincula con el salario mínimo. Habría que cuidar que el monto que
se fije para el salario mínimo no sea inferior al monto del ingreso básico para
que ningún empleador procure sacar ventajas.
El economista Guy Standing mencionado anteriormente, que fuera
importante personero de la OIT por largos años, es actualmente vicepresidente
honorario de BIEN.
Otras observaciones son más generales.
1. Se cuestiona la
viabilidad económica y social de la esta iniciativa;
2. Se duda de la
capacidad para abordar las causas estructurales de la pobreza y la desigualdad;
3. Se teme que esta
propuesta pueda menoscabar el estado de bienestar existente y, así, aumentar la
pobreza y la desigualdad.
La validez de estas observaciones generales depende de la real situación
económica y social de la sociedad de la cual se trate. Sin embargo, la
globalización de la economía, es decir el proceso de constitución de un mercado
mundial, está trastocando profundamente a las economías nacionales y a sus
realidades laborales. Las fusiones y adquisiciones de empresas, la desregulación,
la liberalización, la flexibilización, la externalización y la deslocalización de empresas y empleos están entre estos fenómenos que ponen en jaque a las grandes construcciones de
sistemas laborales y sociales anteriores. Eso está sucediendo, por ejemplo, con
el estado de bienestar europeo que se fue construyendo a lo largo de muchos
años de avances sociales y políticos realizados, en ocasiones, después de
dolorosas batallas sindicales. Hoy el estado de bienestar en Europa ya no es lo
que era. Sobre estos fenómenos, pero en especial sobre las deslocalizaciones y
el efecto sobre el empleo en Alemania, Francia y España, el autor de este
artículo hizo un estudio con referencia al año 2004. (Véase Manuel Barrera;
“Las deslocalizaciones: el nuevo fantasma que recorre Europa”; Santiago: Diplomacia; Academia Diplomática Andrés
Bello; No.99; julio-septiembre 2004; pp.5-26).
Otro de los procesos importantes que explica la actualización de la
propuesta que nos ocupa en este artículo es la cuantía y el ritmo del cambio
tecnológico en actual desarrollo y el que se prevé para los próximos años.
Nunca en la historia de la humanidad este cambio ha sido tan rápido ni tan ubicuo. Está en todos los sectores de la economía y
de la administración y lo está al mismo tiempo. Ello pone en entredicho la
capacidad de todas las sociedades para proveer empleos a todos los que lo
necesitan. Es cierto que el cambio tecnológico destruye y crea empleos. Pero
siempre sucede que los empleos que se pierden y los que se crean no afectan a
las mismas personas. Y un cambio amplio y rápido dificulta una recalificación
profesional a su ritmo.
¿Cómo encarar el tema del empleo en el próximo futuro? He ahí un grueso
problema para gobernantes y gobernados. Rutger Bregman, afamado pensador
holandés, en su libro Utopía para
realistas (Barcelona: Ediciones Salamandra; 2017) argumenta que dos son las
soluciones. Una, el ingreso básico sobre lo cual afirma: “La situación nunca
había estado tan madura como ahora para la introducción de una renta básica
universal e incondicional…Una mayor flexibilidad en el puesto de trabajo exige
que dispongamos también de mayor seguridad. La globalización está erosionando
los salarios de la clase media….Y el desarrollo de los robots cada vez más
inteligentes podría acabar, incluso, con los empleos de los más favorecidos” (Ibid.; p. 50). La otra solución
concurrente con la anterior sería, según este autor, la semana laboral de 15
horas.
Nosotros en Chile deberíamos, como sugiere el ex Presidente Lagos, ir reflexionando sobre la idea del ingreso básico y de cómo adecuar esta idea a nuestras propias condiciones. Una experiencia acotada geográfica y socialmente nos daría luces acerca de sus dificultades y de sus méritos.
Nosotros en Chile deberíamos, como sugiere el ex Presidente Lagos, ir reflexionando sobre la idea del ingreso básico y de cómo adecuar esta idea a nuestras propias condiciones. Una experiencia acotada geográfica y socialmente nos daría luces acerca de sus dificultades y de sus méritos.
El Profesor Klaus Schwab, creador y director general del Foro Económico
Mundial, en su libro La cuarta
revolución industrial (Barcelona: Penguin Random House Grupo Editorial;
2016) analiza las relaciones de las nuevas tecnologías en curso con el empleo.
En una importante observación general dice: “A la luz de estos factores
impulsores, hay una certeza: las nuevas tecnologías cambiarán profundamente la
naturaleza del trabajo en todas las industrias y ocupaciones. La incertidumbre
fundamental tiene que ver con la medida en que la automatización sustituya a la
mano de obra. ¿Cuánto tiempo tardará y hasta dónde llegará?” (p.54).
Son los temas que nos plantea el futuro. Ni el capitalismo neoliberal ni
el socialismo del Siglo XX están preparados para ellos. Las soluciones surgirán
de nuevas ideas, de mentalidades abiertas a los cambios que los desarrollos de
la ciencia, de la tecnología y de las relaciones sociales, algunos de ellos aún
insospechados, nos deparen. El futuro, aún incierto, se nos aparece actualmente
como un cuadro pintado con tenues colores. De lo que estamos cierto es que el
S.XXI nos regalará una economía y una sociedad que todavía no imaginamos
cabalmente ni en sus bondades ni en sus peligros.
En todo caso, como dijo Albert Einstein, “Tendremos el destino que nos
hayamos merecido”.
1 comentario:
Estimado Manuel.
Te felicito por tu blog y por tu artículo sobre el ingreso básico universal. El tema está adquiriendo creciente importancia, y contaremos pronto con resultados de distintos experimentos, para observar cómo se van reemplazando los actuales subsidios por nuevos, cómo se financia, que comportamientos se cambian, a quienes se entrega ( mujeres u hombres, si es familiar o personal).
Standing es un gran promotor de la idea, argumenta bien. No sé si tuviste ocasión de ver por YouTube la sesión sobre este tema en el World economic forum último en Davos. Es interesante observar las distintas posiciones y en particular la experiencia india que expuso uno de los miembros del panel..
Chile debiera comenzar a discutir este tema a nivel académico y político, puede entenderse como una extensión del concepto del ingreso ético familiar. En algunos de los grupos que he formado sobre estrategia de largo plazo en Chile estamos trabajando en el tema digital y su impacto sobre la transformación del empleo. Hay pocos estudios en Chile y es necesario acelerarlos para anticiparse y adoptar medidas. Esta materia va de la mano, como tu bien dices, con el ingreso básico universal.
Un saludo afectuoso
Sergio Bitar
www.bitar.cl
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